sábado, 12 de febrero de 2011

El "Techo de Cristal" en primera persona


Articulo original escrito por Isabel Portero en:
http://pensardenuevo.org/el-techo-de-cristal-en-primera-persona/

Ayer estuve leyendo varios artículos sobre el famoso “techo de cristal” de las mujeres profesionales, ante la sorpresa por mi propio caso personal. Sé que suena egocéntrico: me pasa a mí y es cuando me intereso. Ya lo decían los chinos: unas personas son sabias antes y otras después, perogrullada que va al pelo, el interés y la sapiencia dependen más de lo que una vive que de lo que le cuentan.
Mi caso: Reunión para la definición de las competencias y funciones de una Unidad Operativa de un centro importante, para la que me contratan como Responsable Técnico. Asistentes: Director General nacional del programa para el que trabajo, que es uno de mis jefes directos; Director General de la Institución para la que trabajo, que es mi otro jefe directo.
Y yo…. pues fuera.
Ninguno de ellos realmente va a crear la unidad, organizar su funcionamiento, realizar ni supervisar el trabajo. Esto es lo más gracioso. Figuran, puestos políticos, buena posición estratégica, alabanza posterior ante los resultados, tengo “unas chicas que funcionan”, y etc… Supongo que os sonará. También os puedo decir que en este trabajo se suelen escuchar constantemente cosas como “vosotras siempre con la hormona” “qué fastidio de mujeres”; y a una nueva gerente: “tenemos secretaria nueva, ¡qué chupi!”
Estuve sentada en una silla al otro lado de la puerta del despacho del jefe, por indicación suya, durante dos horas hasta que se dignaron a indicarme que entrara. Todo hablado. Una cosa de cortesía, esta es Isabel, bla bla bla.
Ahí queda eso de “Responsable Técnico”
Esto del techo de cristal lo define con muchísima claridad Juan T Delgado, de la revista Su Dinero: “la barrera casi infranqueable que tiene que romper la mujer para acceder desde los puestos intermedios de la empresa a las esferas de alta dirección”. La traslación de este hecho a la vida profesional del día a día es que las mujeres trabajan bien mal o regular, aquellas que lo hacen bien van realmente en igualdad de condiciones con sus compañeros varones hasta que llegan a los puestos en los que se decide. Ahí la cosa cambia, éstas que han demostrado ser buenas profesionales son elegantemente excluidas de la toma de decisiones de cierto calado. No se les permite participar en la estrategia, o no en igualdad de condiciones.
A partir de aquí, todo son caramelos envenenados de sonrisas, coqueteos encubiertos, qué buena chica, qué buen trabajo, la misma actitud del jinete que le da palmaditas en la cabeza al caballo que cabalga fuerte, bien y te lleva cómodamente donde quieres. Al caballo se le quiere, pero mando yo.
M. Patricia Aragón Sánchez, Responsable de Proyectos de Concilia Vida Familiar y Laboral S.L.. nos dice acertadamente “La designación para ocupar puestos de alta dirección no se hace por méritos sino por elección y tienen mucha influencia las redes sociales que los hombres tienen dentro de las empresas”.
Y tanto. Al final, la elección de determinados puestos no se hace por méritos sino por cooptación. Como indica Mabel Murín, Doctora en Psicología Clínica, especialista en Estudios de Genero y Salud Mental: “Funciona el principio de cooptación (designar por elección a alguien y no por reglamento o méritos) para muchos de esos puestos”. Las redes sociales las pueden tejer tanto hombres como mujeres, pero siempre se desarrollan entre personas que se consideran “colegas”. Esto sucede a todos los niveles, altos y bajos, de la escala social. Tejer una red social no es cuestión de capacitación técnica, es más bien un tema de inteligencia emocional y empatía. En los puestos directivos, en los que a veces se toman decisiones importantes con incertidumbre, controvertidas, o en las que se implican las miserias humanas, todo el mundo quiere tener confianza en quien tiene al lado. Saber que le va a responder de una forma previsible, con un apoyo más allá del hecho técnico que se ha decidido. Que es entendido. Un colega que comprende. Los sexos tienden a empalizar entre sí, y es natural, para elegir “colegas”. Es difícil que un hombre vea como “colega” a una mujer, y tenderá a escoger a alguien de un perfil más similar a sí mismo para acompañarlo dentro de su círculo. Muchos de los actuales directivos estudiaron en colegios con separación de sexos, ¿quiénes eran los “colegas”?.
Para resolverlo, algunas mujeres directivas han seguido la estrategia de la “masculinización”. Comportándose como hombres, con más o menos su mismos esquemas afectivos y relacionales, podré ser vista como “colega”. Estuve en una conferencia internacional sobre mujeres, el Women´s Forum, donde pude constatar el éxito que ha proporcionado a ciertas mujeres asumir estos roles. Pero conseguir éxito de este modo, aunque a veces funcione, primero es excepcional y segundo no me parece plan. Así que me puse a investigar sobre otros modos de romper el techo de cristal, más que nada para aprender. Y qué me encuentro: un artículo de Lula Towanda sobre el mando intermedio en las mujeres, muy socarrón y punzante, en el que se describen las estrategias más comunes para romper el dichoso techo de cristal, subdivididas en cuatro categorías: la “enchufada”, la “pasiva-sumisa”, la “trepadora” y la “esforzada”.
La enchufada haga lo que haga llega, y punto. O sea, ya viene con el techo de cristal roto. De hecho, no rompe el techo de cristal, se la pone ahí porque toca, porque es amiga de, hija de, de la familia X o mujer de. Ésta no es colega, pero el cargo hay que dárselo porque es orden implícita de un poderoso que sí es el verdadero colega que nos dará un beneficio.
La pasiva/sumisa tiene buena carrera inicial manipulando afectivamente a los hombres directivos, pero sólo puede romper el techo de cristal como “consorte” del poderoso cuando consigue trincarlo, en cuyo caso pasa a ser enchufada.
La trepadora usa los roles que hagan falta: pasiva/sumisa o esforzada, según convenga, hasta que lo consigue; al final gana por astucia, no por competencia. De esto conozco yo algún espécimen.
Y la esforzada, que es la que menos probabilidades tiene de romper el techo de cristal, hace de “tonta útil”. Como dice Lula Towanda, “La tonta útil o abrelatas se ocupa de desbrozar el camino de cualquier iniciativa para que recojan los frutos los enchufados, mientras ella es arrinconada una vez hecho el trabajo”
¿Qué perfil tiene la esforzada? “Es la variedad más digna de admiración y compasión a la vez… No se da ninguna tregua, siempre quiere hacer las cosas por sí misma, sin buscar protección. Le gusta que valoren su esfuerzo, que frecuentemente es titánico. Suele tener mucho sentido común, que aplica a sus tareas cotidianas. Desde el punto de vista de sus jefes la esforzada es una histérica que resulta muy incómoda cuando dice obscenamente la verdad y no se pliega a la insensatez de la gestión empresarial. Normalmente es muy sensible con la injusticia y como mujer hecha a sí misma, lucha abiertamente contra ella. Puede alcanzar con facilidad el mando intermedio pero sus posibilidades de promoción hacia la carrera ejecutiva o presidencial son nulas, a la vez que la probabilidad de dimisión tiende peligrosamente a uno con el paso del tiempo.”.
Y ésta, la que se esfuerza e intenta que las cosas funcionen, es la que menos probabilidades tiene de llegar a puestos directivos…. ¡Qué planeta!

Isabel Portero vive en Madrid, es Doctora en Medicina, Médico especialista en Medicina Interna y Científica especializada en Medicina Traslacional. 

2 comentarios:

  1. Un gran artículo, espero que escribas más sobre este mismo tema. Estoy especializada en el mismo campo.

    Jacqueline Cabrera
    www.psicologolaspalmas.org

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  2. Si que tenemos la intención que el tema del Techo de Cristal sea uno de los que más incidimos. Nos parece que es algo en lo que se puede trabajar mucho desde nuestra especialidad y que es algo sobre lo que tampoco se ha tratado mucho hasta el momento. Uno de los temas que más nos preocupan es el mundo de las organizaciones desde una perspectiva de genero pero hasta ahora, ten en cuenta que más que nada estamos consolidando una edición y un público especifico, no lo hemos tratado como deberiamos.

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