No me resisto a insertar aqui una maravillosa entrada que acabo de leer en el blog Ad Talentum que publica Cristina Oneto Nos viene muy bien porque nos hace una pequeña aproximación muy literaria y bien redactada de algo que hemos tratado en uno de nuestro anteriores post, que es de como influye en el clima y en la cultura organizacional el rumor aunque en este caso se trate más bien del secreto con lo que eso supone de ocultación de la realidad.
Como hemos dicho tantas veces, nada de lo humano nos es ajeno, y desde luego casi todo lo humano se puede tratar desde el punto de vista de la psicología organizacional.
Esperamos que la lectura os sea grata.
En todos los sistemas humanos hay partes a la vista a plena luz, partes en media luz y sombras a veces tan ocultas que no se pueden casi ni percibir. Una sombra humana y organizacional por excelencia son los secretos. Secretos que como los una familia son verdades no dichas y que a veces por generaciones se mantienen en la sombra. De eso no se habla.. Ni lo nombres! Son secretos de lo que nos avergüenza no de una formula secreta...
Es importante distinguir Misterio de Secreto (verdad no dicha para proteger en teoría a alguien o a muchos)... Como bien señala Sinay en "Vivir sin fantasmas" los misterios no tienen explicación como la belleza, J L Borges... En el misterio nadie dejo de decir ni ocultó una explicación, la explicación no existe! Ya que el misterio es parte integrante del alma de ese ser.... Dice Sinay: Con los misterios se convive mientras se sabe que existen. Ellos nos hacen más humildes y nos recuerdan que no hay, inevitablemente, un esclarecimiento posible para cada hecho, cada actitud, cada manifestación. "Estoy satisfecho con el misterio de la eternidad de la vida y con el conocimiento, el sentido, de la maravillosa estructura de la existencia. Con el humilde intento de comprender aunque más no sea una porción diminuta de la Razón que se manifiesta en la Naturaleza", decía Albert Einstein.
Cuando nos vinculamos con alguien, en el trabajo, en el club, con los clientes en la pareja, en la familia, en la amistad, en cualquier vínculo de proximidad y continuidad, convivimos también con sus misterios (y el otro convive con los nuestros). No hay en esto manipulación, cálculo ni mala fe. Aprender a vivir con los misterios de alguien es aprender a aceptarlo.
... otra cosa son los secretos. En un juego de naipes, la razón por la cual ciertas cartas nos tocan, aparecen o desaparecen resulta misteriosa mientras el juego es limpio. Pero si uno de los jugadores oculta una de las cartas y sólo él lo sabe, ya no hay misterio, hay un secreto. El secreto es aquello que se oculta a sabiendas y con un fin. Las organizaciones, los estados, las ciudades, las parejas y las familias suelen tener más secretos de los que admiten. Algunos de estos pretenden preservar la imagen ... tienen de sí mism@s o pretenden que se tenga de ell@s.
Serían secretos con fines de reputación: No contaminamos el medio ambiente.... Otros procuran ahorrar a las nuevas generaciones ciertos dolores o vergüenzas padecidos por las anteriores.
... las culpas -mentiras- de quienes nos precedieron no nos hacen culpables, y saber de ellas nos da la posibilidad de elegir un camino propio. Hay secretos que permiten a ciertos individuos y ciertas organizaciones, ejercer poder sobre otros. ... existen los secretos que, en la evaluación de quienes los impulsan, se piensan como actos salvíficos, necesarios, de amor, de cuidado, de protección hacia aquellos a quienes se priva de determinada información.
Lo cierto es que, en todos los casos, si algo se mantiene en secreto es porque se lo considera grave. Puede ocurrir, sin embargo, que un par de generaciones después eso ya no tenga aquella seriedad. Los tiempos cambian y, con ellos, también las perspectivas. Sin embargo, no siempre el problema es el contenido del secreto, sino la propia existencia de lo oculto, sea por el motivo que fuere. En Mis antepasados me duelen, una extraordinaria serie de entrevistas efectuadas por Patrice van Eersel y Catherine Maillard a destacados especialistas en psicogenealogía ... el psicoterapeuta Serge Tisseron apunta al modo en que los secretos destruyen la confianza. Para Didier Dumas, otro de los entrevistados, los secretos instalan un fantasma en la saga familiar (o de la pareja) O de cualquier organización que los preserve y enferman a quienes los siguen en el tiempo... Ese fantasma ronda, aunque no se lo nombre, y aquel a quien no se le dicen las cosas termina por intuir de todos modos eso que falta y que es vital para su propia identidad, porque podemos ser nosotros mismos (esa ambición tan difundida) cuando contamos con toda nuestra verdad, que incluye nuestra verdadera historia y raíces. Así podremos elegir qué hacer con ella, qué partes de la misma continuar y cuáles abandonar para forjar así nuestro propio camino.
El propio Tisseron señala que quien decide romper la ley del silencio empieza un proceso de curación, personal y del vínculo.
No son necesariamente los hechos de una vida los que enferman, sino lo que se hace con ellos.
En todos los sistemas humanos hay partes a la vista a plena luz, partes en media luz y sombras a veces tan ocultas que no se pueden casi ni percibir. Una sombra humana y organizacional por excelencia son los secretos. Secretos que como los una familia son verdades no dichas y que a veces por generaciones se mantienen en la sombra. De eso no se habla.. Ni lo nombres! Son secretos de lo que nos avergüenza no de una formula secreta...
Es importante distinguir Misterio de Secreto (verdad no dicha para proteger en teoría a alguien o a muchos)... Como bien señala Sinay en "Vivir sin fantasmas" los misterios no tienen explicación como la belleza, J L Borges... En el misterio nadie dejo de decir ni ocultó una explicación, la explicación no existe! Ya que el misterio es parte integrante del alma de ese ser.... Dice Sinay: Con los misterios se convive mientras se sabe que existen. Ellos nos hacen más humildes y nos recuerdan que no hay, inevitablemente, un esclarecimiento posible para cada hecho, cada actitud, cada manifestación. "Estoy satisfecho con el misterio de la eternidad de la vida y con el conocimiento, el sentido, de la maravillosa estructura de la existencia. Con el humilde intento de comprender aunque más no sea una porción diminuta de la Razón que se manifiesta en la Naturaleza", decía Albert Einstein.
Cuando nos vinculamos con alguien, en el trabajo, en el club, con los clientes en la pareja, en la familia, en la amistad, en cualquier vínculo de proximidad y continuidad, convivimos también con sus misterios (y el otro convive con los nuestros). No hay en esto manipulación, cálculo ni mala fe. Aprender a vivir con los misterios de alguien es aprender a aceptarlo.
... otra cosa son los secretos. En un juego de naipes, la razón por la cual ciertas cartas nos tocan, aparecen o desaparecen resulta misteriosa mientras el juego es limpio. Pero si uno de los jugadores oculta una de las cartas y sólo él lo sabe, ya no hay misterio, hay un secreto. El secreto es aquello que se oculta a sabiendas y con un fin. Las organizaciones, los estados, las ciudades, las parejas y las familias suelen tener más secretos de los que admiten. Algunos de estos pretenden preservar la imagen ... tienen de sí mism@s o pretenden que se tenga de ell@s.
Serían secretos con fines de reputación: No contaminamos el medio ambiente.... Otros procuran ahorrar a las nuevas generaciones ciertos dolores o vergüenzas padecidos por las anteriores.
... las culpas -mentiras- de quienes nos precedieron no nos hacen culpables, y saber de ellas nos da la posibilidad de elegir un camino propio. Hay secretos que permiten a ciertos individuos y ciertas organizaciones, ejercer poder sobre otros. ... existen los secretos que, en la evaluación de quienes los impulsan, se piensan como actos salvíficos, necesarios, de amor, de cuidado, de protección hacia aquellos a quienes se priva de determinada información.
Lo cierto es que, en todos los casos, si algo se mantiene en secreto es porque se lo considera grave. Puede ocurrir, sin embargo, que un par de generaciones después eso ya no tenga aquella seriedad. Los tiempos cambian y, con ellos, también las perspectivas. Sin embargo, no siempre el problema es el contenido del secreto, sino la propia existencia de lo oculto, sea por el motivo que fuere. En Mis antepasados me duelen, una extraordinaria serie de entrevistas efectuadas por Patrice van Eersel y Catherine Maillard a destacados especialistas en psicogenealogía ... el psicoterapeuta Serge Tisseron apunta al modo en que los secretos destruyen la confianza. Para Didier Dumas, otro de los entrevistados, los secretos instalan un fantasma en la saga familiar (o de la pareja) O de cualquier organización que los preserve y enferman a quienes los siguen en el tiempo... Ese fantasma ronda, aunque no se lo nombre, y aquel a quien no se le dicen las cosas termina por intuir de todos modos eso que falta y que es vital para su propia identidad, porque podemos ser nosotros mismos (esa ambición tan difundida) cuando contamos con toda nuestra verdad, que incluye nuestra verdadera historia y raíces. Así podremos elegir qué hacer con ella, qué partes de la misma continuar y cuáles abandonar para forjar así nuestro propio camino.
El propio Tisseron señala que quien decide romper la ley del silencio empieza un proceso de curación, personal y del vínculo.
No son necesariamente los hechos de una vida los que enferman, sino lo que se hace con ellos.
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